El pasado domingo andaba enfrascado en un nuevo post para el blog siguiendo los pasos de Cervantes tras las distintas puertas del Ministerio del Tiempo cuando por sorpresa fuí a parar a un lugar cerca de Almagro. No era la capital del Campo de Calatrava, ni 1.604 -aunque el Camino Real al pie del que me encontraba sí fue en otro tiempo ruta prioritaria de las comunicaciones entre Almagro y Murcia-. Aquella puerta del Ministerio me trasladó a lo que parecían las ruinas de un gran caserón manchego, un caserón que ya conocí en 2.011 más lustroso y esbelto. Me encontraba en Marzo de 2016, entre unas ruinas a punto de desplomarse y un Cervantes asomado a esta puerta manchega del Ministerio del Tiempo desolado al ver abandonada y en ruinas aquella esplendorosa venta en la que tantas veces hizo parada en sus trayectos por La Mancha y que pese a la trascendencia de su obra universal en el futuro había corrido tal desdicha.
Fantásticas aventuras aparte, el pasado domingo pude constatar de primera mano las predicciones más pesimistas realizadas en aquel Proyecto Fin de Carrera de 2012; la Venta de Borondo presenta ruina inminente. Ni las distintas conferencias, artículos divulgativos han conseguido establecer acciones reales sobre este inmueble más allá de una cierta concienciación y conocimiento de su estado.
A la par de su declaración como Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento en 2.007, máxima figura de protección a nivel regional, la Venta de Borondo ha sufrido un proceso de abandono y falta de mantenimiento que han agravado exponencialmente aquellas pequeñas patologías convirtiéndolas en graves lesiones propiciando una situación de ruina de partes esenciales de su estructura y seña de identidad.
Despojada lentamente de sus elementos de valor más significativos (columna derecha de su portada principal, basas, pilas, monolito de término), dañado gravemente su puente cercano con una pala retroexcavadora y sucesivos robos..., el abandono e indiferencia de todas las partes implicadas parece abanderarse como su principal enemigo. La importante pérdida de sección en el alzado oeste del inmueble principal pone en importante e inminente riesgo de desplome la esbelta y singular torrecilla de esta venta manchega de llanura, la única venta de llanura de Ciudad Real que a día de hoy se conserva en pie manteniendo su singularidad gracias a quedar apartada de las nuevas vías de comunicación surgidas en el siglo XIX.
Las distintas acciones emprendidas de manera personal o por parte de Hispania Nostra con su inclusión en la Lista Roja del Patrimonio no dejan de ser meros intentos de divulgación y salvaguarda para dar a conocer su valor y estado. Su conservación real la debe garantizar la Ley 4/2013, de 16 de mayo, de Patrimonio Cultural de Castilla-LaMancha en la cual se describe perfectamente las figuras de protección (Artículo 8), procedimiento para su declaración (Art. 11-22), deber de conservación (Art. 23), medidas de fomento en su Título V y un régimen sancionador en su Título V que establece inspección, infracciones, sanciones, responsables y órganos sancionadores. Si leemos detenidamente los distintos artículos de esta ley aprobada por la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha se establece un proceso definido para garantizar la conservación de lo catalogado. A las vistas queda patente la inoperatividad de una ley bien definida en su texto pero que de manera práctica sirve para catalogar olvidando su conservación.
Perder este conjunto patrimonial protegido por Ley sería, además de delito, una grave pérdida de nuestro patrimonio, de nuestra arquitectura tradicional y de nuestra cultura en el cuarto centenario de la muerte del autor que elevó las ventas manchegas a la memoria colectiva de la literatura universal.
Por ello es necesario tomar medidas urgentes en las próximas semanas si no queremos perder este conjunto patrimonial. Los agentes contemplados en la Ley de 4/2013 deben mover ficha en un breve espacio de tiempo para no ser cómplices de su desmoronamiento irreversible.
Por ello es necesario tomar medidas urgentes en las próximas semanas si no queremos perder este conjunto patrimonial. Los agentes contemplados en la Ley de 4/2013 deben mover ficha en un breve espacio de tiempo para no ser cómplices de su desmoronamiento irreversible.
Miguel Fisac, que en los años ochenta del pasado siglo tornó su mirada a la Venta de Borondo en un intento de catalogación de este singular inmueble, escribía escasos años después en su libro Arquitectura Popular Manchega reflexiones totalmente vigentes en La Mancha del siglo XXI y aplicable a este monumento.
"(...) frente a esta ruina, nadie se siente con fuerza ni coraje para reaccionar, porque existe la convicción de que lo que se está cayendo, bien caído está. Además, tampoco se vislumbra otro camino claro."
Me resisto a rendirme ante dicha convicción, al menos en el caso de la Venta de Borondo. Daimiel a la cabeza, junto con Bolaños de Calatrava y Almagro tienen en común una puerta del tiempo a una venta manchega tan singular como única. Una puerta del tiempo al Siglo de Oro, a nuestra cultura, nuestra historia, nuestra arquitectura. Salvemos la Venta de Borondo, #SalvemosBorondo
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